Nacionalismos, independentismos y anarquismo

Nacionalismos, independentismos y anarquismo

Charla en Madrid
Ateneo La Idea, 23/10/2015

Presentación

Hola, en primer lugar dar las gracias a los compañeros del Ateneo La Idea^1 por su invitación. Me llamo Laia, y formo parte de un colectivo denominado Grupo de Reflexión para la Autonomía^2. El grupo empezó con otro nombre para el estudio y la difusión del proyecto de la Democracia Inclusiva (DI)^3, una propuesta de transición hacia una sociedad ecológica y realmente democrática en lo político, económico y social. A raíz del estallido del 15M y de diversas influencias que nos fueron inspirando, decidimos dejar de promocionar directamente el proyecto de la DI y pasamos a definirnos con la terminología más amplia de «autonomía», entendida como la autogestión y la auto-determinación sobre todos los aspectos de la vida personal y colectiva en un sentido emancipador, ecológico y de cambio de valores i transformación individual, aparte de la construcción de instituciones alternativas y democráticas de organización social. En la actualidad, aparte de reflexionar, auto-formarnos y promover grupos de estudio sobre cuestiones diversas, también hemos empezado a poner en práctica nuestras ideas a través del impulso o la participación en diversas experiencias como la creación de ateneos cooperativos de barrio o comunidades convivenciales en el mundo rural, aparte de la coordinación y el contacto con distintos movimientos e iniciativas para determinar una estrategia conjunta de transformación social a largo plazo, así como plantearnos nuevos paradigmas ideológicos i filosóficos que nos permitan entendernos y entender la vida en el siglo XXI.

Contextualización

Respecto a la cuestión de la independencia y el nacionalismo, en diciembre de 2013 sacamos un manifiesto en el momento en que las elites catalanas anunciaron un referéndum para noviembre de 2014. Las preguntas del referéndum eran: «Quieres que Cataluña sea un Estado?» en caso afirmativo, «Quieres que Cataluña sea independiente?». Las únicas formas de contestar a esta pregunta blindada por las elites eran Sí-No (opción estatista-federal), No-No (mantener el status quo), y Sí-Sí (independendencia con creación de Estado propio). La única respuesta no contemplanda era el No-Sí, la opción libertaria que implicaría que no queremos ningún Estado pero si que queremos la independencia. Esta opción quedaba totalmente excluída y nosotros quisimos darle la vuelta a esta situación de marginalidad de la posibilidad de cuestionar el Estado catalán y su necesidad y señalar que la independencia real no pasa por la construcción de una estructura de dominación como el Estado-Nación. Por esto, el manifiesto que escribimos llevaba por título: «Manifiesto por el No-Sí: la revolución, sin Estado-Nación es la solución»^4.

De este modo llevamos a cabo lo que denominamos un «aikido», aprovechando la fuerza mediática del enemigo para difundir un nuevo mensaje, darle la vuelta a la situación y desviarla por otros derroteros, lo que en palabras situacionistas sería realizar un «detournement» -desviación-. Al hacerlo, nos dimos cuenta que el No-Sí era un posicionamiento que muchas personas podían comprender aunque se les hiciera difícil imaginar una vida sin Estado; también era un discurso que muchos anhelaban más o menos inconscientemente y que nuestros planteamientos ayudaron a sacar a la luz, dando voz a unas inquietudes e intuiciones que estaban allí pero que no habían encontrado la forma de expresarse.

En septiembre de 2014 iniciamos una nueva campaña en el mismo sentido, esta vez desde una Plataforma por el No-Sí^5 que incluía entre sus integrantes a personas del GRA y a otras más, enfocada en esta ocasión sobretodo a ofrecer posiciones y reflexiones por la proximidad del referéndum. Sacamos un nuevo manifiesto, «La via revolucionaria del No-Sí: manifiesto por la independencia sin Estado»^6 que fue firmado por casi 200 personas. También difundimos una campaña contra el «país normal»^7 que algunas organizaciones de la «sociedad civil» catalana estaban planteando en términos como «votar es normal en un país normal» o bien «queremos ser un país normal»…nosotros decíamos entonces y decimos ahora que si ser «normal» quiere decir participar en la barbarie actual a todos los niveles, preferimos ser «anormales». Así, le dimos la vuelta también a esta campaña sacando a la luz unas pegatinas con lemas como «Que haya casas sin gente y gente sin casas es normal en un país normal. Queremos un país normal?» o bien «Que el mercado sea libre y el pueblo esclavo es normal en un país normal. Qureremos un país normal?». También la cantautora Silvia Tomás^8 compuso una canción donde expresaba que «En un país normal, queremos ser anormales». Aparte de esto, organizamos en noviembre unas jornadas de debate^9 de 3 días para compartir nuestros planteamientos con distintos colectivos y personas.

Ideas y posicionamientos

Pues bien, cual es la posición que defendemos en estos manifiestos y campañas, y que seguimos manteniendo?

  • Primero de todo aprovechamos para hacer una reflexión acerca de la naturaleza de la institución estatal, su historia de imposición a sangre y fuego contra las instituciones populares como el consejo abierto o el comunal en la península ibérica, así como la manipulación que implicaban las preguntas del referéndum intentando confudir Estado y territorio. Proponemos una nueva forma de organización social sin Estado.
  • Redefinimos el concepto de independencia en términos no estatistas: nosotros queremos la independencia porque no queremos depender de poderes fácticos ajenos sino que apostamos por una independencia real, con democracia directa, sin Estado y sin mercado, una independencia que se entiende como una interdependencia de los pueblos, personas, comarcas…
  • Otra novedad importante es la apuesta por defender el hecho nacional sin caer en el nacionalismo. Respetamos y queremos promover la diversidad de lenguas y culturas de cada lugar pero no pensamos que tengamos que delimitar este «hecho nacional» diferenciador haciéndolo coincidir con unas fronteras y estructuras políticas, algo que ha comportado numerosos problemas a lo largo de la historia. Impugnamos la opresión del nacionalismo español contra el hecho nacional catalán pero no queremos construir un nacionalismo de signo contrario. Aparte, distingimos entre la cultura popular autocreada entre iguales (algo que va mucho más allá de la lengua etc. y que implica más bien unas formas de hacer compartidas y autodeterminadas…) y el nacionalismo, que es la promoción de un sentimiento para justificar algo creado desde arriba. Así, apostamos por una posición revolucionaria y un movimiento revolucionario que impugne todo tipo de Estado e ideología nacionalista, situándonos más allá de los tradicionales discursos libertarios respecto a esta cuestión, que generalmente desprecian el factor identitario como algo superfluo, burgués o que lo oponen a un internacionalismo, como si fuera incompatible.
  • Denunciamos la beligerancia y crispación que provocan los discursos nacionalistas en Cataluña y en lo que llaman España. Pensamos en términos generales que el proceso nacionalista es engañoso y desgastante puesto que no se trata de un movimiento en el cual el pueblo se autoorganice para construir otro sistema realmente democrático (como se apuntaba en algunos momentos del 15-M), sino que todo se acaba convirtiendo en un conflicto entre una forma de domiunación y otra de nueva y aquí el pueblo siempre acaba perdiendo.
  • Cuestionamos el papel de la izquierda nacionalista catalana (CUP) que ha decidido participar en las instituciones oligárquicas parlamentarias, lo hacemos porque consideramos que lo hace legitimándolas, de forma bastante a-crítica con el parlamentarismo y sin proponer una alternativa social real; denunciamos que obvió la opción libertaria del No-Sí para el referéndum y que en general tiene una posición de partido socialdemócrata, aunque recientemente en su seno crecen los planteamientos más libertarios que habrá que ver como se encaminan. También nos preguntamos si la CUP es un caballo de troya de los movimientos sociales en el parlamento o al revés, del parlamento en los movimientos sociales.

En el segundo manifiesto,

  • Seguimos remarcando que hay otra vía para el pueblo de Cataluña, que no es la sumisión a España ni tampoco la creación de un nuevo Estado para Cataluña. Recordamos la historia libertaria de Cataluña y difundimos propuestas actuales y novedosas como el Confederalismo Democrático del Kurdistan, que va en una línia muy similar a lo que promovemos tanto respecto al tema del anti-estatismo como respecto a la cuestión del pluralismo étnico, lingüístico y cultural, ya que ellos abominan de la lucha por la creación de un Estado y de la idea de «una lengua, una bandera, una nación».
  • Denunciamos que el proceso está fomentado y promovido por las elites y los medios de comunicación masivos, pero también vemos que ello se debe en parte a la necesidad de dar respuesta a unas voluntades de fondo reales de la gente y con el objetivo de canalizarlas por derroteros inofensivos. La Cataluña que muchos queremos no tiene nada que ver con la Cataluña «libre e independiente» y el descafeinado «derecho a decidir» que promueven las élites. Pensamos que cada pueblo, cada ciudad y cada comarca de Cataluña, de la península ibérica y del mundo en general debería independizarse del dominio de cualquier Estado. Por esta razón, si nos preguntan por qué queremos ser independientes la mejor respuesta que podemos dar es otra pregunta: «Y vosotros no?».
  • En relación al referéndum poníamos sobre la mesa tres posiciones «coherentes» con el No-Sí, dejando libertad personal a la gente para obrar como creyera conveniente. Así, proponíamos por un lado la abstención activa, por otro lado el voto No-Si que era un voto no validado, y por último el Sí-Sí como mal menor dentro del marco actual que no nos deja otra opción, de un modo pragmático pero que no afecta en nuestras energías políticas del día a día que consideramos que están en otro lugar, ni a nuestras convicciones de fondo que conocen las limitaciones i problemas de las vias estatalistas. Nuestra posción respecto al voto es aquella que ya defendió en su momento el conocido Ricardo Mella en su texto «Vota, pero escucha» arguyendo que «me da igual lo que hagas el día de las elecciones, lo importante es lo que hagas los otros 364 días del año».

Valoración del presente y proyectivas de futuro

Respecto al presente y al futuro, como nos posicionamos y como pensamos seguir?

  • Por un lado pensamos que es positivo estar atentos al «proceso», a diferencia de otros libertarios que en algunos momentos parecían decir que no debemos perder el tiempo y que «esto no va con nosotros». Así, aunque somos muy críticos con todo lo que está ocurriendo, no pensamos que haya que dejarlo de lado sino intervenir precisamente para señalar estas críticas y proponer nuevas formas de pensamiento y acción. De este modo, aunque percibimos este proceso en gran medida como un «circo-espectáculo» de las elites, al mismo tiempo valoramos que lo que supuestamente está encima de la mesa es «qué proyecto de país queremos». Desde el paradigma del sistema establecido y sus sustentadores se intenta, evidentemente, ya desde el 15-M, que esta pregunta se resuelva con la puesta en marcha de un proyecto en el que «todo cambie para que nada cambie», promoviendo una nueva «transición» inofensiva que calme las ansias de cambio social y desvíe el descontento de la gente o tenga un efecto desgastante; en este contexto pensamos que las personas que queremos ir más allá, que queremos ser parte de la respuesta luchando por la vida que anhelamos, podemos aprovechar el tiempo para trabajar en una nueva cosmovisión y un nuevo modelo, a nivel ideológico y práctico-constructivo, para que cuando el proyecto «más de lo mismo» fracase o se perciban sus limitaciones, la gente no se suma en la desesperación y la apatía sino que sepa que hay otra vía en construcción, la pueda visualizar, creer en ella y participar en su desarrollo.
  • También podemos ver aspectos positivos en el fondo del proceso aunque critiquemos las estrategias planteadas por las mayorías. Pensamos que hay que ver de fondo las ganas de cambio, participación e ilusión de algunas personas, la voluntad y capacidad de cuestionar en cierta medida el status quo, incluso de llevar a cabo diversos grados de desobediencia frente a lo que se da por descontado o bien es directamente impuesto, aunque en la mayoría de los casos las intuiciones y acciones sean débiles i descafeinadas..asi mismo podemos leer en parte de los posicionamientos independentistas una voluntad de resistencia a la homogeneización y la aculturación, un amor al territorio y a las raíces, que en un tiempo de pragmatismos y desarraigo no es poca cosa tampoco; existe al mismo tiempo en muchas personas y sectores la voluntad de vivir en un marco más plural y respetuoso, una denuncia a la centralización, etc.
  • No obviemos por ello los peligros, algunos de ellos ya manifestándose plenamente y otros más sutiles y latentes…por ejemplo un augmento del politicismo (en el sentido estricto de adhesión a los partidos políticos y de renovación de la confianza en ellos como gestores del cambio social, incluso la fundación o participación en ellos por parte de figuras «militantes») frente a una decaída de la política en sentido amplio (el «no nos representan» de hace unos pocos años y el impulso hacia la construcción innovadora desde abajo de otras formas de vida por parte de todas las personas); una relegitimación de la «democracia» representativa y de la clase política en general, un augmento de la identificación con las estructuras de Estado (que si son más pequeñas, cercanas y encima te has hecho la ilusión de haber participado en su surgimiento y te sientes garante de su mantenimiento, son mucho más dificiles de impugnar…), una adhesión a los medios de «información» masivos y una renovación del interés en ellos y en sus proclamas y la perpetuación de la difusión de la agenda del poder establecido como si fuera la de todos, etc.
  • Queremos estar atentos a como evoluciona la izquierda institucional desde una crítica radical y constructiva que pensamos que puede influir en ella, o bien radicalizándola o bien provocando rupturas y disidencias internas que según los derroteros que se tomen probablemente van a aparecer. Queremos tener una posición no dogmática respecto a ella aunque nuestra posición sea otra y nuestra energía política esté en otro lugar; pensamos también que podemos acercar a muchas personas que ahora estan «ilusionadas» con la vía de las instituciones establecidas si desarrollamos alternativas reales y proponemos algo nuevo porqué mucha gente participa en las instituciones oficiales y apuesta por las vias partidistas tradicionales a falta de algo mejor.
  • Sentimos claramente la necesidad de recuperar la historia y de remarcar la diferencia entre cultura popular autocreada i cultura nacionalista estatal. Frente a la superficial «cultura» de la bandera y la butifarra que promueven las elites, queremos oponer una cultura popular basada en formas de hacer y maneras de entender la vida que precisamente el Estado-Nación ha hecho desaparecer y la historia oficial ha ocultado. En este sentido estamos descubriendo y divulgando, gracias a trabajos de investigación de algunos compañeros[^10], que la historia de Cataluña tiene numerosos ejemplos de auto-organización popular en la época medieval, con asambleas de vecinos, consejos abiertos, gestión comunal de los recursos… pensamos que rescatar parte del pasado nos puede inspirar a la hora de recorrer los futuros posibles y al mismo tiempo ayudarnos a despertar para que nos volvamos a entender y construirnos como pueblo.
  • Vamos a mantenemos despiertos para interpretar la posible brecha campo-ciudad que intuimos, entre otras possibles brechas que vayan emergiendo o que vayamos percibiendo. Ahora mismo facilmente se puede constatar que el independentismo en Cataluña tiene más arraigo en el campo que en la ciudad y esto puede provocar tensiones y brechas entre los habitantes de distintas areas. Podemos leer en ello la voluntad de una verdadera independencia en términos de autonomía o soberanía real (alimentaria, energética, material, comunitaria) frente a una «autonomía» basada en estructuras ajenas al pueblo, estatales, delegacionistas, que se sustentan en la servidumbre apática, la impotencia y el desarraigo de gran parte de la población..esta es quizás una percepción acertada o bien la constatación de una tendencia posible en la que hace falta profundizar, sin caer en generalizaciones absurdas.

[^10]: http://elcomu.cat. Ver también: http://reconstruirelcomunal.net

Finalmente, en líneas más generales y estratégicas pensamos que haría falta:

  • Reconstruir el tejido social, fomentar el apego al territorio con presencia en él de proyectos y personas reales y responsables, con el desarrollo y fortalecidimento de redes etc. que caminen en una línea similar.
  • Apelar a lo profundo, al sentido de la vida y de como vivimos y queremos vivir, fomentando la consciencia sobre la crisis de civilización que atravesamos y la necesidad de respuestas nuevas ante lo que nos viene encima.
  • Proponer y construir una nueva vía para el pueblo de Cataluña y para todos los pueblos de la península y más allá, una vía creíble y viable de la cual ya están emergiendo, dispersos aquí y allá, muchos elementos que podrían ser sus bases.

Conclusión

Según creo, Cataluña puede hacer honor a su tradición radical, innovadora, colectivista y popular para proponer alternativas reales de organización social para el siglo XXI, más allá de la típica y falsa «independencia» estatalista para la que quieren que luchemos. Aquí entramos de lleno en la cuestión del anarquismo y de su pleno sentido vinculado también a un discurso de respeto al hecho nacional sin caer en el nacionalismo. Creo que esto es, en parte, lo que necesitamos actualmente y que es algo radicalmente rompedor con el orden establecido porque no hay partido que lo defienda en estos términos: sólo el pueblo puede impulsar el camino del antiestatismo, el pluralismo, la convivencialidad y el amor, el decrecimiento y la connexión con la tierra y la recuperación y regeneración de una verdadera cultura popular. Este es el camino a seguir y ojalá Cataluña pueda ser una inspiración para el más allá, y que no dejemos que nuestras élites de uno u otro color nos distraigan con pugnas inútiles. La inspiración de Rojava en el Kurdistan sirio también tiene mucho que aportarnos. Necesitamos que los libertarios ibéricos entiendan a Cataluña del mismo modo que los anarquistas turcos entienden en principio el proceso del Kurdistan, que no lo nieguen por sus factores específicos, sino que lo apoyen como un catalizador del cambio para todos.

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