La Vía Revolucionaria del No-Sí

Manifiesto por la Independencia sin Estado

Preàmbulo

Desde que el Estatuto de Autonomía de Cataluña fue recortado por el Tribunal Constitucional Español en junio de 2010, una gran ola independentista se ha alzado entre la ciudadanía de Cataluña. Los medios periodísticos hegemónicos y la mayor parte de los partidos políticos han focalizado cada vez más la atención en este asunto y un número creciente de personas ha salido a la calle para reivindicar la autodeterminación del pueblo de Cataluña. De esta manera, en cuestión de pocos años, la intensificación del nacionalismo español re-centralizador por un lado y el auge del nacionalismo catalán secesionista del otro se han convertido en fenómenos sociopolíticos de nuestros tiempos que revisten indudablemente una trascendencia histórica.

Todas las personas que queremos verdaderamente la libertad consideramos que cualquier grupo de población que habita un cierto territorio tiene derecho legítimo a la autodeterminación, tanto en el sentido general de determinar sus condiciones de vida como en el sentido restringido de definir sus fronteras. Sin embargo, esto no implica necesariamente que la forma de entender la autodeterminación predominante hoy en día, es decir, aquella que aboga por la creación de Estados-nación, sea una manera realmente plausible de ejercer este derecho fundamental. En este sentido, es necesario que nos preguntemos: ¿existe una vía política que responda a las motivaciones positivas de la causa independentista catalana pero que lo haga de una manera sustancialmente mejor que la propuesta nacional-estatista hegemónica?

La descomunal campaña periodística, parlamentaria y plataformista que ha acompañado y espoleado el auge independentista catalán ha abordado un sinfín de detalles del llamado “proceso soberanista”, pero, en cambio, ha escamoteado una cuestión cardinal: a saber, el hecho de que existe una genuina “tercera vía” para el pueblo de Cataluña, una vía que no consiste en mantener la subyugación del pueblo al Estado Español, pero tampoco en crear un nuevo Estado-nación para Cataluña. Esta vía se encuentra en sintonía con la tradición libertaria y con los planteamientos revolucionarios integrales y consiste en llevar a cabo una abolición progresiva de toda entidad estatal a favor de una nueva institucionalización realmente democrática de la sociedad.

El objetivo de este manifiesto, así como de la campaña relacionada, es precisamente poner sobre la mesa el hecho de que la vía del No-Sí (No al Estado, Sí a la Independencia), a pesar de ser inconcebible dentro de los marcos del paradigma cultural dominante, a pesar de haber sido ignorada por los partidos parlamentarios y las plataformas independentistas, puede constituir la mejor forma de resolver las cuestiones económicas, culturales y políticas que subyacen en los nacionalismos y que alimentan los conflictos territoriales así como otras problemáticas del mundo contemporáneo.

Declaración

Las personas y colectivos firmantes actuamos con el objetivo general de regenerar la humanidad y rehacer la sociedad a favor de los principios de autonomía, comunidad, cooperación y armonía ecológica, entre otros similares. Ante el auge del nacional-estatismo independentista catalán, un fenómeno fuertemente estimulado por las élites del poder y por sus medios de “comunicación”, pero que al mismo tiempo recoge y canaliza una voluntad positiva y popular de cambio social y de recuperación de la soberanía sobre nuestras vidas, nos parece conveniente fomentar la reflexión profunda y el diálogo social sobre los valores y las instituciones que rigen la contemporaneidad, así como poner de manifiesto que existen formas alternativas al nacional-estatismo para resolver la cuestión de las fronteras, las instituciones y las culturas nacionales de los territorios llamados Cataluña y España. En este sentido, declaramos que:

I. Creemos que para responder con conocimiento de causa a la primera pregunta del referéndum programado para el 9N (“Quiere que Cataluña sea un Estado?”) es necesario que los ciudadanos de Cataluña tengamos bien presente cuál es la naturaleza de la institución estatal. Desde su establecimiento en los siglos XVIII y XIX, el Estado moderno ha adoptado, según las circunstancias, formas parlamentarias o dictatoriales, gobiernos de izquierdas o de derechas, pero su esencia ha sido siempre la misma: una estructura marcadamente oligárquica y burocrática , separada de la ciudadanía y por encima de ésta. El Estado moderno es un agente causal de primera importancia en la crisis generalizada de hoy en día; tal y como han puesto de manifiesto numerosos y diversos autores, su naturaleza es destructiva, opresiva, violenta y capciosa. No hay un solo Estado en el mundo que no esté de una manera u otra manchado de sangre, repleto de injusticia, erigido en base al engaño y la explotación de los seres humanos y de la naturaleza. Por todo ello, no nos parece la opción más deseable salir del fuego (librarnos del Estado Español) para caer en las brasas (someternos a un nuevo Estado catalán). Hay mejores formas de organizar la sociedad e invitamos a la ciudadanía de Cataluña a reflexionar seriamente sobre ellas para así poder decidir con pleno conocimiento de causa qué estructuras queremos para nuestra sociedad.

II. Preguntamos: queremos realmente que Cataluña sea “un país normal”? Esto es lo que preconiza la masiva campaña propagandística de Omnium Cultural, pero … ¿Qué implica hoy la “normalidad”? Uno de cada cinco niños pasa hambre mientras se lanzan toneladas de comida a la basura cada día debido a las legislaciones de los países “normales” y los intereses de las corporaciones “normales”. Las especies animales y vegetales se están extinguiendo a una velocidad sin precedentes gracias a las acciones “normales” de los países “normales”. Dejar gente sin casa y casas sin gente también resulta ser de lo más “normal” en un país “normal”. Podríamos poner miles de ejemplos que ilustran hasta qué punto la “normalidad” de los países modernos resulta ser francamente indeseable. Sólo saliendo decididamente de la “normalidad” podremos remediar la barbarie y la miseria del mundo contemporáneo, ya que, como decía Einstein, “locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes”. La constitución de un Estado catalán entra plenamente dentro de la normalidad del mundo contemporáneo y por eso mismo no podemos esperar que produzca resultados sustancialmente diferentes de lo que predomina en el mundo contemporáneo. Si queremos resultados diferentes, tenemos que explorar nuevas formas de organización política, social y económica, adoptando opciones realmente innovadoras y progresistas, creativas y lúcidas, valientes y magnánimas, liberadoras y solidarias, sensatas y estimulantes, saliendo de la deplorable “normalidad” de los nuestros tiempos.

III. Impugnamos la opresión que el nacionalismo del Estado español ha infligido históricamente hacia el hecho nacional catalán, pero no consideramos que la forma correcta de defendernos de ella sea incurriendo en otro nacionalismo estatista de corte catalanista; la superación verdaderamente positiva de las opresiones nacionales consiste en crear un nuevo movimiento revolucionario integral y global que impugne y supere el ente estatal, agente causal de infinidad de problemas, junto con las otras estructuras opresivas y perniciosas (capitalismo, patriarcado, etc ). Sólo de esta manera conseguiremos superar la crisis generalizada contemporánea y al mismo tiempo desarrollar culturas locales y regionales realmente libres, vivas, auténticas, populares, sinérgicas y respetuosas.

IV. Consideramos que el momento de la historia contemporánea en que el pueblo catalán se ha convertido en más genuinamente libre y positivamente independiente ha sido durante la revolución de 1936. Esta constituye un acontecimiento histórico mundialmente conocido por el hecho de que, a pesar de las deficiencias y desaciertos de los revolucionarios, y a pesar de las circunstancias adversas debidas al levantamiento militar fascista, en Cataluña y Aragón se acometió una transformación radical y generalizada de la existencia humana en la que las asambleas de trabajadores y del pueblo sustituyeron buena parte de las estructuras oligárquicas. De este modo, durante el verano de 1936 y hasta los hechos de mayo de 1937, el pueblo de Cataluña sí avanzó hacia una verdadera libertad y una independencia positiva, tal como puso de manifiesto George Orwell en “Homenaje a Cataluña “, entre otros analistas y testigos; en cambio, la “Cataluña libre e independiente” que promueven las élites políticas catalanas de hoy es un espejismo, y el supuesto “derecho a decidir” que tan proclaman, un demagógico sucedáneo.

V. Denunciamos que el referéndum programado para el 9N no cumple las condiciones mínimas de los procedimientos democráticos. En primer lugar, la pregunta planteada excluye la opción del No-Sí, conculcando así el derecho democrático a la libre expresión de un posicionamiento que refleja los planteamientos libertarios, los cuales, como es sabido, cuentan con una notable tradición en Cataluña. En segundo lugar, la formulación de la pregunta y otros aspectos importantes del referéndum no se han decidido a través de un proceso realmente democrático, es decir, con una participación popular libre, directa e igualitaria. Si se hubiera hecho un proceso de este tipo, naturalmente, los partidarios del No-Sí, con el apoyo de todas las personas respetuosas con la libertad de expresión, hubiéramos propuesto que la opción de “No al Estado, Sí a la Independencia “estuviera presente entre las posibles respuestas al referéndum. En última instancia, todo esto sólo pone de manifiesto la verdadera naturaleza de este referéndum: a saber, se trata de un espectáculo pseudo-democrático orquestado desde una institución oligárquica como es el Parlamento y escenificado por los medios periodísticos hegemónicos en manos de las élites estatales y mercantiles.

VI. Disentimos de las organizaciones de la Izquierda Independentista catalana en la creencia según la cual la constitución de un Estado catalán es un paso intrínsecamente deseable en el camino de “cambiarlo todo”. Es menester recordar, en este sentido, las muchas esperanzas e ilusiones que buena parte de la izquierda había puesto en los nuevos países asiáticos, africanos y latinoamericanos durante la segunda mitad del siglo XX y cómo estas se agotaron y desinflaron entre pasillos ministeriales. La creación de un Estado catalán no ofrece, igualmente, ninguna garantía de ser un paso verdaderamente liberador en términos globales. Es más, este paso contiene algunas potencialidades marcadamente negativas: puede provocar que el aparato estatal logre mayor aceptación y apoyo social en Cataluña, lo que implicaría reforzar esta institución oligárquica tan fundamental. Por otra parte, disentimos también de la Izquierda Independentista y de otros partidos de la socialdemocracia radical catalana (Proceso Constituyente) en la creencia según la cual es necesario y / o deseable emplear las estructuras de poder estatales para transformar la sociedad. La trayectoria de los partidos socialdemócratas de todo el mundo durante el último siglo ha puesto en evidencia el hecho de que la socialdemocracia radical, definida como la estrategia concebida para realizar una “revolución anticapitalista” mediante el aparato del Estado, está, por varias razones, connaturalmente destinada a fracasar en su pretensión de transformar radicalmente y gradualmente el orden establecido hacia un socialismo verdaderamente democrático. En el mejor de los casos, esta estrategia puede brindar mejoras parciales, superficiales y a menudo efímeras; en el peor de los casos, puede jugar un papel reaccionario, al cooptar, absorber, confundir y neutralizar las voluntades populares de transformación radical y conducirlas hacia el reforzamiento de los elementos constitutivos del Estado (partidos, parlamento, centralización, etc.) en lugar de hacia el avance de la autonomía, la descentralización, el asamblearismo y la liberación global.

VII. Proponemos la construcción de Asambleas Populares Confederadas como estructura de organización política para sustituir al Estado moderno. La Asamblea Popular es la institución deliberativa, decisiva y ejecutiva a la que están convocados a participar, con libertad de expresión, con igualdad de condiciones, y con espíritu fraternal y comunitario, todos los ciudadanos de un área geográfica determinada, como un pueblo o un barrio. Es el órgano político fundamental de una sociedad verdaderamente democrática. Para coordinarse entre ellas y tomar decisiones conjuntas, las Asambleas Populares pueden formar confederaciones, es decir, asambleas de delegados mandados y revocables, elegidos por las Asambleas Populares. Esta forma de organización política ha sido desarrollada históricamente en muchos lugares del mundo para conseguir una democracia efectiva y operativa en grandes cantidades de población y grandes extensiones territoriales. Sin embargo, para avanzar hacia la plena soberanía popular, la construcción y el empoderamiento de las Asambleas Populares Confederadas no es suficiente. Para tener éxito, este proceso debe ir acompañado de la construcción de un sector económico comunitario y autogestionado, de modo que no sólo crezca la democracia política, sino también la democracia económica y en el ámbito laboral. Además, este proceso debe ir acompañado, naturalmente, de un cambio sustancial en todas las esferas de la cultura humana.

VIII. Abogamos para que cada ciudad, pueblo y comarca de Cataluña, así como de otros lugares del mundo, se independice del dominio de cualquier Estado. En este sentido, no ignoramos una importante lección que la historia nos enseña: a saber, que la hipocresía de la clase partitocrática la hace capaz de flagrantes contradicciones entre dichos y hechos, entre el hoy y el mañana. Así pues, los partidos parlamentarios que hoy se presentan como paladines del “derecho a decidir” y del “derecho a la autodeterminación”, si algun día llegan a gestionar un nuevo aparato de Estado, muy probablemente se opondrán a que ejercemos el derecho a la autodeterminación revolucionaria. En otras palabras, cuando una comarca o región de Cataluña quiera emanciparse del hipotético Estado catalán, estableciendo la soberanía de una Confederación de Asambleas Populares acompañada de una red de economía comunitaria y autogestionaria, es previsible que el Estado catalán , como todo Estado, se oponga a ello con vehemencia, dado que la perpetuación de la dominación es el eje vertebrador del estatismo y, frente a este eje, el “derecho a la autodeterminación” y el “derecho a decidir “resultan ser papel mojado, mera retórica, como muchas otras cláusulas de las constituciones modernas.

IX. Entendemos la independencia como un valor humano fundamental que, para realizarse genuinamente, debe ir asociado a otro valor complementario igual de importante: la interdependencia. Así pues, abogamos para que cada persona, cada colectivo, cada pueblo y ciudad, cada región y cada país sea independiente y, al mismo tiempo, en diferentes grados y de diferentes maneras, interdependiente con los demás. Sin embargo, los valores de la independencia y la interdependencia sólo pueden realizarse plenamente a través de la creación de una verdadera democracia integral, una nueva forma de organización social en la que cada persona pueda participar directamente e igualitariamente en la formulación de las políticas y en la toma de decisiones que le afectan. En un sistema de Estado “representativo” con economía de mercado capitalista, la independencia y la interdependencia son socavadas de múltiples maneras y de forma constante, ya que la dinámica de todo este sistema se basa en generar dependencia respecto de las estructuras establecidas y respeto los intereses de los poderes oligárquicos.

X. Pensamos que un cambio sustancial y de gran alcance, es decir, una verdadera revolución, es la única forma de superar efectivamente la crisis multidimensional (económica, política, social, ecológica, etc.) en la que estamos inmersos como humanidad desde hace siglos. No ignoramos las grandes dificultades que conlleva la realización de una transformación de esta naturaleza y de este calado, pero constatamos que cualquier planteamiento menos profundo y menos amplio resulta, en el mejor de los casos, insuficiente, y, en el peor, contraproducente. Vista la crítica situación del mundo contemporáneo, nos sentimos emplazados a sacar lo mejor de nosotros mismos en el camino de una inmensa hazaña transformadora que, para tener éxito, debe convertirse en mundial, intergeneracional e intersectorial. Para designar y pensar esta hazaña, algunos colectivos y personas recientemente han comenzado a emplear la noción de “Revolución Integral”, es decir, una “revolución que debe cambiar tanto el interior del ser humano como las condiciones exteriores que la oprimen, que se ha de proyectar hacia un futuro diferente y abierto, pero también hacerse presente hoy, aquí y ahora, rompiendo las cadenas que nos alienan” (Félix García Moriyón, 2008). En otras palabras , se trata “de un proceso histórico de transformación de todos los ámbitos de la sociedad, un proceso que no está orientado a tomar el poder sino a construir una sociedad nueva” (Enric Duran, 2013). Para el caso de Cataluña, el proyecto de Revolución Integral “unifica tradición y cambio revolucionario, integrando pasado y futuro, fusionando la verdad de la historia con el impulso para crear una nueva Cataluña, sin dominación española ni francesa, sin gran capital, sin ente estatal, sin políticos profesionales ni partidos políticos, con libertad de conciencia, política y civil, con la lengua, la historia y la cultura nacional restauradas y desarrolladas” (Félix Rodrigo Mora, 2013). Se arguye que esta revolución es tan urgente como importante porque “el régimen actual ha llegado a un nivel autodestructivo que, además de impedir de manera irracional la convivencialidad humana, pone en riesgo la supervivencia de nuestra especie así como la del conjunto de especies que pueblan la Tierra”(Antón Dké, 2013). A diferencia de las concepciones transformadoras dominantes en el siglo pasado, resulta cada vez más notorio que “la principal fuerza motriz de la Revolución Integral no serán los intereses particulares, inmediatos y materiales de las personas, sino más bien la calidad moral y la riqueza interior de estas” (Blai Dalmau, 2013). Para organizarnos, se dice que “es necesario que la Revolución Integral la realicemos en base a grupos locales, apostando por la descentralización y la acción local, pero con miras y pensamiento global” (Integra Revolucio, 2013).

Acción

Si el referéndum del 9N se llega a realizar, los partidarios del No-Sí tenemos varias posibilidades de acción:

  • Abstención activa como forma de impugnar el referéndum. La abstención activa ha sido históricamente una forma de impugnación de los fraudes “democráticos” y una manera de expresar la voluntad consciente de no cooperación con las perniciosas estructuras de poder vigentes. Como su nombre indica, esta opción implica que nos abstenemos de ir a votar y al mismo tiempo realizamos alguna acción política, individual o colectivamente, relacionada con el asunto de la votación o con el propio procedimiento implicado. Así pues, si optamos por abstenernos activamente, durante la jornada del 9N y los días alrededor de ella será pertinente llevar a cabo algunas acciones políticas que pueden tener muchísima más trascendencia positiva y efectividad emancipadora que cualquier forma de voto; he aquí algunas sugerencias: convocar un encuentro de investigación y reflexión colectiva sobre estos asuntos con nuestros amigos, compañeros y / o familiares; difundir este manifiesto y otros textos relacionados en papel y / o digitalmente; crear un grupo de estudio para aprender colectivamente sobre formas sociopolíticas alternativas al Estado; hacer una donación a alguna organización o iniciativa que esté operando a favor de la vía revolucionaria para la emancipación de los pueblos; etc. Naturalmente, todas estas acciones no sólo resultan apropiadas en el marco de la abstención activa, sino que también pueden ser realizadas, y es deseable que así sea, por parte de personas que eligen adoptar alguna de las otras opciones que figuran a continuación.
  • Voto No-Sí aunque no sea validado. Podemos escribir claramente un No-Sí en la papeleta, aunque sea considerado voto nulo. Esta es una manera de participar en el referéndum, mostrando de esta manera nuestra implicación política en los asuntos de Cataluña, pero expresando que no comulgamos con ninguna de las opciones dadas. Se trata de votar en consonancia con lo que consideramos idóneo aunque el sistema oligárquico establecido nos diga que esta opción no tiene cabida.
  • Voto Sí-Sí como mal menor. También nos podemos decantar por votar Sí-Sí pero con una actitud y una conciencia radicalmente diferente de aquella que promueven las élites catalanas independentistas y los medios periodísticos a su servicio. Se trata de votar Sí-Sí para expresar que, dentro de las opciones que las élites han dejado a nuestro alcance en este referéndum, todas ellas negativas, consideramos que la constitución de un Estado catalán puede ser menos negativa que el mantenimiento de Cataluña dentro los auspicios de España. Votar Sí-Sí como mal menor implica que en realidad abogamos por No-Sí y, por tanto, es esta la opción que queremos defender públicamente siempre que podamos, es esta la vía política a la que queremos consagrar nuestra energía política; no nos hace ninguna ilusión un Estado catalán y no pensamos que ningún Estado merezca un apoyo entusiasta por parte del pueblo, pero sin embargo, dadas las circunstancias, votamos de forma posibilista para evitar el mal mayor que nos parece el mantenimiento del statu quo del Estado Español.

Si la prohibición de llevar a cabo el referéndum por parte del Estado español da lugar a que éste sea realizado auto-organizadamente mediante la desobediencia, emplazamos a todos los grupos locales que pongan las urnas a incluir por ellos mismos la opción del No Sí entre las papeletas y a darle la visibilidad debida. Asimismo, sugerimos que, en la medida de lo posible, las urnas se conviertan en un punto de encuentro y de deliberación política en el que se considere la construcción progresiva de Asambleas Populares como forma de ejercer, de forma genuina, plena y efectiva, el derecho a decidir sobre todo aquello que nos concierne.

Clausura

Afortunadamente, las semillas de otro mundo posible e infinitamente más deseable que la “normalidad” actual están apareciendo y germinando por todas partes. Cataluña es, probablemente, uno de los lugares del planeta donde la efervescencia creativa para cambiar el mundo, con su abanico de iniciativas regeneradoras, ha florecido con mayor ímpetu en el último lustro. Decenas de miles de catalanes y catalanas estamos participando en proyectos tales como las redes de intercambio, los multireferéndums de base, las luchas en defensa del territorio, las cooperativas integrales, las comunidades convivenciales, los grupos de acción política, los métodos de regeneración agroecológica, los ateneos y centros sociales okupados, los grupos de estudio autogestionados, los sindicatos libertarios, las asambleas locales, las escuelas libres, los grupos de consumo, etc. Estas iniciativas y otras similares, aunque todavía son minoritarias, ya constituyen un saludable contrapeso respecto a las dinámicas del mercado capitalista y de la burocracia estatista.

Pero, sin duda, podemos ir más allá. Con las ideas y las prácticas apropiadas, podemos avanzar hacia el establecimiento de los fundamentos de una sociedad sustancialmente diferente, radicalmente mejor, completamente nueva. Para conseguirlo, tenemos que ponerlo todo en cuestión, re-aprender a vivir, ejercitarnos en la auto-crítica y la auto-superación. Es la hora de dialogar cortesmente, de reflexionar profundamente, de estudiar autónomamente y de debatir abiertamente a fin de encontrar respuestas plausibles a las numerosas y diversas cuestiones que tenemos sobre la mesa. Y la cuestión política fundamental y primordial que hace falta que nos planteemos es justamente aquella que las instancias del sistema establecido más encubren y escamotean: “Es posible y deseable vivir sin Estado?” Es la hora de hacer una política del pueblo y para al pueblo, una política arraigada en las plazas, como en la movilización del 15M de 2011, pero ahora planteando seriamente dicha pregunta. Es la hora de pensar profundamente sobre qué humanidad queremos y trabajar honestamente para hacerla posible desde aquí y desde ahora!

Cataluña, 11 de Septiembre del 2014

NOTA. La firma de este manifiesto está abierta a todas las personas, colectivos y organizaciones que sientan afinidad con sus ideas fundamentales y quieran manifestarlo. Para firmarlo, hay que rellenar el formulario de adhesión disponible en www.no-si.cat. Se puede firmar aunque se tengan reservas, comentarios, aportaciones, sugerencias. Si se quieren hacer comentarios, se puede hacer en la sección de comentarios que se encuentra bajo el manifiesto. Si se quiere expresar también alguna reflexión, propuesta, sentimiento, información o resereva en relación a los contenidos del manifiesto se puede hacer llegar un documento con las pertinentes reflexiones a plataforma@no-si.cat. Estas reflexiones se harán públicas en una recopilación que saldrá a la luz antes del 9-N.

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