Reformismo: ¿refundación o superación?

Reformismo: ¿refundación o superación?»

1. Sobre el reformismo

Entendemos por reformistas los planteamientos que tienen como objetivo reformar el actual marco institucional y de valores sin proponer ningún marco institucional alternativo. El reformismo se puede llevar a cabo mediante una variedad de tácticas que van desde el intento de conquistar el poder del Estado hasta el propósito de cambiar las instituciones ejerciendo presión por parte de las organizaciones de la «sociedad civil», etc. Más concretamente, la antigua estrategia socialdemócrata era reformista (porque tenía el objetivo de «socializar» progresivamente las instituciones existentes y la propiedad) así como lo son los planteamientos de «profundizar o radicalizar la democracia» para «hacerla más participativa» o los movimientos sociales parciales que, sin menospreciar la importancia de las cuestiones que quieren abordar, no impugnan la globalidad del sistema ni tienen una propuesta coherente para sustituirlo en su totalidad (por ejemplo los movimientos por la igualdad de género, los movimientos en defensa del medio natural, los movimientos por la protección de la cultura y la lengua, etc.).

Por contra, entendemos por revolucionarios aquellos planteamientos que tienen el objetivo de sustituir -y no complementar- el marco institucional de la sociedad actual, es decir, el sistema de la economía de mercado globalizada y el Estado «democrático» representativo, así como el correspondiente sistema de (dis)valores en el que se basan las relaciones sociales actuales. Aquí podemos clasificar las estrategias del antiguo estatismo socialista y del socialismo libertario, entre otras. Actualmente en nuestras tierras, podemos asociar a esta estrategia algunos proyectos como la Cooperativa Integral Catalana, las organizaciones anarcosindicalistas, el movimiento de repoblación rural, algunos grupos de reflexión autogestionados y ateneos cooperativos, etc., que tienen una voluntad más o menos explícita de construir un nuevo sistema, aunque en mayor o menor medida tengan carencias en cuanto a definición y/o funcionamiento.

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Sobre el Estado de bienestar

«Todo en el Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado.»
Mussolini

1. La tradición histórica del Estado de bienestar

Para la estabilidad y la solidez de todos los sistemas de dominación siempre ha sido mejor que el pueblo vea sus cadenas lo suficiente «ligeras» o «razonables». Que vea suficiente «benevolencia» en la organización social custodiada por el poder de unas élites. Si se puede garantizar que un sector importante de la sociedad no viva en un estado de fuerte e inextinguible descontento y consciencia de ser maltratado, el sistema se encontrará mucho más seguro.

Sobre ésta cuestión se ha llegado a teorizar abiertamente. Sólo hay que leer, por ejemplo, «El Príncipe», de Maquiavelo, o las afirmaciones de político conservador alemán Lorenz von Stein, que acuñó la noción de «Estado social», reconociendo su utilidad para evitar la revolución. La dominación más perfecta es aquella en que el esclavo tiene los amos en buena consideración.

Este «Estado Social» (también llamado «Estado Providencia») es el antecedente directo del actual modelo de «Estado de bienestar». Lo empezaron a instaurar las élites de las principales potencias europeas, en el proceso de consolidación de los «Estados-nación», durante la segunda mitad del siglo XIX[^1].

[^1]: Ver «Welfare State or Economic Democracy?» (Takis Fotopoulos, 1999) y «Estado social», articulo en Wikipedia (consultado el 3 de febrero de 2014).

Antes de esto, ya se había conocido el «pan y circo» del imperio romano y el despotismo ilustrado de los Estados monárquicos preliberales («todo para el pueblo pero sin el pueblo»).

Desde el discurso oficial y sistémico, urdido desde la academia, se dice que el Estado de bienestar forma parte de la trayectoria de evolución y progreso de las sociedades occidentales. De entrada, se reconoce que siempre se ha tenido que organizar la satisfacción de las necesidades de las personas y que, antes, si no lo hacía el Estado, lo hacía el pueblo con sus propios recursos. Entonces, se supone que es un gran avance en la historia de la humanidad, vinculado a alguna supuesta «evolución» en la consciencia social solidaria, que esta satisfacción pase a ser una cuestión «pública nacional», en manos del Estado.

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Buenas prácticas para el debate emancipador

Buenas prácticas para el debate emancipador

La autonomía, en contraposición a la heteronomía, debe ser elegida conscientemente, no puede ser dada ni impuesta. Así, sólo puede fundamentarse en la conciencia crítica de las personas que quieren convertirse en autónomas, que a su vez depende del grado —a nivel cuantitativo pero sobre todo cualitativo— de comunicación entre ellas. Es por ello que el debate, entendido como un proceso cooperativo-sinérgico de pensamiento y conocimiento, es un elemento primordial para avanzar hacia la sociedad que anhelamos, así como para hacer frente a la dominación.

No obstante, la misma idea de debate ha sido profundamente manipulada y degenerada como consecuencia del sistema oligárquico actual y los (des) valores que propugna para hacernos más dominables. En general, el debate ha quedado reducido a un mero proceso competitivo para ver quién tiene la razón, una lucha de egos. Tanto es así que todas y todos, por el hecho de haber crecido en esta sociedad, estamos desentrenados de cara al diálogo.

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Manifiesto por el No-Sí

 ¡La revolución, sin Estado-nación, es la solución!

«Ver el manifesto de la Plataforma pel No-Sí: La Vía Revolucionaria
del No-Sí – Manifiesto por la Independencia sin
Estado

El Parlament de Cataluña aprobará próximamente una pregunta y una fecha para realizar un referéndum sobre la «independencia» de Cataluña. La pregunta, acordada por diversos partidos parlamentarios, será doble: «¿Quiere que Cataluña sea un Estado? En caso afirmativo, ¿quiere que sea independiente?»[^1]. En este Manifiesto, en primer lugar, expondremos nuestro posicionamiento respecto a esta cuestión, explicando los motivos por los cuales responderíamos con un No-Sí a las respectivas preguntas, es decir, daríamos una respuesta que ha sido impedida en la formulación promulgada. En segundo lugar, haremos algunas consideraciones generales sobre el hecho nacional y el nacionalismo. Para terminar, reflexionaremos sobre las potencialidades del conflicto nacionalista en nuestras tierras y sobre el papel que está jugando la izquierda independentista por un lado, y el papel que podemos jugar los revolucionarios integrales por el otro, en todo este asunto.

[^1]: Artur Mas anunció que la segunda pregunta sería «En caso afirmativo, quiere que sea un Estado independiente?». Sin embargo, varios medios de «comunicación» excusaron la redundancia estatista del presidente y omitieron acertadamente el término «Estado» que lógicamente ya queda incluido en la expresión «en caso afirmativo». La formulación que empleamos en este Manifiesto es esta última ya que es la que más se acerca a la formulación que consideramos más netamente democrática (al permitir la expresión de todas las posibilidades) y lingüísticamente correcta (al no redundar innecesariamente): «Quiere usted que Cataluña tenga un Estado propio? Quiere usted que Cataluña sea independiente? «. Sin embargo, es altamente probable que la formulación que finalmente prevalezca sea aquella que contiene más redundancias y distorsiones estatistas, es decir, la que fue pronunciada por el presidente.

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¡Volvemos a la actividad pública!

 ¡Volvemos a la actividad pública!

Hace un año emitimos un comunicado explicando nuestra decisión de hacer un paréntesis en la intervención política y focalizarnos en la formación, la reflexión y la refundación. Desde el Grupo de Reflexión para la Autonomía nos complace anunciar que estamos iniciando una nueva etapa en la que, aun manteniendo nuestro proceso de formación y reflexión interna, retomaremos progresivamente la actividad pública con energía e ideas renovadas.

Después de analizar profundamente y evaluar sosegadamente nuestra intervención política del período 2010-2012 como Grupo de Acción de Democracia Inclusiva (GADI) de Cataluña, vemos la conveniencia de incorporar a nuestra propuesta de creación de un movimiento global por la emancipación una visión más amplia que la ofrecida por la Democracia Inclusiva. En particular, los aspectos que nos parecen más importantes de ampliar son los referidos a la ética y a los valores. Consideramos necesario el trabajo personal de autoconstrucción como personas virtuosas y revolucionarias, en paralelo a la transformación de los valores predominantes en la sociedad. En este sentido, hemos encontrado aportaciones muy interesantes de diversos autores, algunos de los cuales se engloban en el marco de la Revolución Integral, concepción a la que también nos sentimos afines. La experiencia de los últimos años también nos ha hecho ver la necesidad de otorgar mayor peso a las prácticas convivenciales y de reintegración con la naturaleza, es decir, nos ha hecho profundizar en la sinergia entre experimentación y reflexión.

Queremos volver a incidir públicamente mediante la promoción del diálogo entorno al cambio sistémico; con tal objetivo, organizaremos algunos debates públicos y realizaremos intervenciones en cuestiones de actualidad. El primer tema en el que nos ha parecido adecuado intervenir es el de la «Consulta por la independencia de Cataluña». Consideramos crucial reivindicar el proyecto revolucionario integral para hacer frente a los efectos de fortalecimiento del sistema actual que implica esta falsa dicotomía entre dos opciones aparentemente opuestas, Estado catalán o Estado español, en realidad idénticas en su esencia estatista. Esperamos que el «Manifiesto por el No-Sí: ¡la revolución, sin Estado-nación, es la solución!» sea de vuestro interés y que, si lo veis conveniente, nos ayudéis a difundirlo.

Próximamente anunciaremos las fechas y el programa de unas jornadas que estamos preparando sobre otra dicotomía aún más trascendental: «¿Reforma o Revolución?». En ellas habrá varias sesiones de debate y reflexión colectiva, una de ellas entorno a las ideas del «Manifiesto por el No-Sí».

Aprovechamos para desearos cordialmente un 2014 muy bueno, ¡en otras palabras, muy revolucionario!